8 de junio de 2009

Visión de los periodistas deportivos actuales

El periodista deportivo ha sido desprestigiado, hasta por sus propios colegas, y esta situación no está dada sólo por la materia que le toca cubrir. En gran medida ha sido causada por el bajo nivel de preparación de los periodistas. No es novedad que el ejercicio de la profesión se ha asumido con graves muestras de irresponsabilidad y con enormes vacíos en la formación.

Como su temática es de fácil comprensión; es entretenida; llega a mucha gente y permite licencias en el estilo, al periodista deportivo le cuesta, y mucho, autoimponerse frenos. Se tiende al comentario constante, irresponsable y poco profundo, a bombardear con opiniones más que con noticias. Esto le resta calidad al oficio.

A la vez, el deporte en una primera mirada no es un tema decisivamente complejo. Si se puede "sobrevivir" en el medio con conocimientos básicos, no vale la pena una mayor instrucción, piensan algunos. Y con el tiempo, estos malos periodistas son superados en su conocimiento por las fuentes (cada vez más instruidas) y, en ocasiones, hasta por el lector, oyente, televidente o blogero. Algo bastante serio, tomando en cuenta que difícilmente pueda existir, como en el deporte, un campo de conocimiento donde el periodista se enfrente a un público más "culto" en la materia. Por ende, cualquier error se hace demasiado notorio.

Muchos periodistas, sin el menor interés por filtrar la información, caen en la invención. Buscan impactar con lo que tengan a mano (declaraciones rimbombantes; contrataciones que pueden ser y luego no son; rumores; intereses creados) sin reparar en la calidad informativa o en el real aporte de la entrega.

Como en ningún otro campo, lamentablemente, quien se dedica al periodismo deportivo tiene licencias y facilidades para ejercer la profesión sin ser profesional, sin haber pasado, jamás, por una Universidad. Es muy normal que antiguos deportistas, que eran muy buenos en la cancha pero que no lo son tanto frente a un micrófono, una cámara, o detrás de un computador (salvo honrosas excepciones, como las hay siempre en la vida) partan haciendo comentarios y se pasen, de a poco, a ejercer ilegalmente el periodismo sin poseer el nivel necesario para hacerlo.

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