25 de septiembre de 2009

Los críticos de Correa... sus más allegados


En una entrada anterior, intentaba proponer una tesis mediante la cual, basada en las cifras de las votaciones, se puede decir que la mitad del país no está con Rafael Correa y su ideología de gobierno, repitiendo lo que escribí: el regimen cree que su ideología debe ser preservada sobre el tiempo y por sobre todos, sin miramientos a que existe una oposición y que el debate es ineludible en la democracia. En fin, Alberto Acosta dice algo muy importante -que ratifica mi idea- "en democracia no se puede tener la razón, e imponer la razón (refiriéndose a Correa), hay que tener la suficiente capacidad para convencer con argumentos y no simplemente justificarse en relación al número de votos que se tiene".

En una nota publicada hoy por Ciudadanía Informada, se trae a escenario al Alberto... un personaje que se retiró del ojo público después de lo de Montecristi, se califica él mismo como alguien que pretende "estar del lado de la razón y la equidad, que aun guarda esperanza en una transformación positiva del país"...
Pero el motivo de escribir sobre lo que dice Acosta no es para promocionar su postura frente al Gobierno, más bien para recopilar una serie de hechos que deberían sumarse para que alguien depure el cuerpo de asesores que acompaña al compañerito en su mandato.

Dos de las personas más allegadas al Presidente, Acosta y su hermano, sin ánimo de engrandecerlos, le han pedido a gritos que abra los ojos y se dedique a hacer la tarea encomendada por el país, que es gobernar. Incluso la madre de Rafael acompaña a Fabricio a realizar las declaraciones en la fiscalía, ¿que se puede decir cuando, simbólicamente, su madre respalda al otro hermano? en lo personal, pienso que la mamá del presidente le da la razón al empresario y debe sentir que a Rafael se le está escapando de las manos su verdadera misión. Al igual que Alberto, que critica al Gobierno de la Revolución Ciudadana por la intolerancia y por hacer una ruta distinta a la planificada hace más de dos años. “Uno de los graves problemas de la Revolución Ciudadana es el déficit de ciudadanos, el déficit de participación, de debate, de diálogo”, dijo hoy en Montecristi.

Los periodistas le preguntaron que si se encuentra con Rafael ¿qué le diría? y respondió: "simplemente reflexionaría con él sobre lo que se ha hecho y lo que queríamos hacer”. La pregunta clave, que ronda mi cabeza, es ¿en qué momento se desvió el objetivo del Gobierno para llegar a esta situación en que prima la intolerancia y la falta de diálogo del ordinario Presidente?